ANARKOEVOLUCION
- I. Libertad e Igualdad: Fundamentos del Anarquismo
Una
de las habituales preguntas a un anarquista es ¿A favor de que
están Uds.? Porque son buenos críticos destructivos pero lo
constructivo no se les ve por ningún lado. Sin embargo no es el
anarquismo un simple dar golpes a la piñata y su critica a sido
siempre tan clara y precisa por ser una verdadera filosofía
social y política.
Si tratamos de caracterizar a
esa filosofía social y política que es el anarquismo, debemos
comenzar por señalar como rasgo mas destacado su intima
vinculación con una determinada ética. Es tal este enraizamiento ético
que se podría decir que lo social y lo político se disuelven en lo
ético-moral, y son los valores ético-morales los que se elevan
por encima de todo valor pragmático. Contrariamente a lo que
dicen que somos, el anarquismo es una filosofía que concibe a la
sociedad como estructurada sobre valores éticos.
De
los valores éticos en los que se apoya esta filosofía se
destacan dos principales: la Libertad y la Igualdad. De ellos
habla todo Occidente, pero no como lo hace el anarquismo. Para
nosotros no son valores opuestos, ni contrarios, ni yuxtapuestos,
ni siquiera complementarios, sino valores idénticos necesarios
el uno para el otro. No se puede ser libre sin ser igual y no
podemos ser iguales sin ser libres. No podemos afirmar la
libertad de nadie y menos la nuestra sin afirmar la igualdad de todos, y
a su vez para que todos seamos iguales es necesario que
afirmemos la libertad de todos y de cada uno.
Otros
sistemas afirman también ambos valores pero no les asignan la
importancia que les asigna el anarquismo. El capitalismo afirma
la Libertad pero lo hace sacrificando la Igualdad. Defiende la
libertad del opresor pero negando la libertad del oprimido.
Prueba de ello son las voces que cada tanto se alzan reclamando
mas democracia social y económica, es decir mas Igualdad, lo que
sucede cuando las diferencias son muy marcadas. En otras
palabras, hay Libertad pero no para todos, porque no todos somos
iguales.
Los "socialismos reales" pecan en el otro
extremo. La Libertad es algo que se puede suspender, algo
derivado, algo provisional, algo que podemos dejar de lado por
tiempo indeterminado. El valor supremo es la Igualdad y por ella
se sacrifica a la Libertad, o al menos eso dicen intentar.
Para
el anarquismo, Libertad e Igualdad tienen idéntico valor, ambas
son igualmente necesarias, no es ni puede ser la una sin la otra,
ninguna es sacrificable, ni postergadle , ni segunda. Sino no
hablamos de Libertad sino de explotación o no hablamos de
Igualdad sino de opresión. De esta concepción ética es que emerge
esa manifestación del anarquismo que es la oposición a todo tipo
de poder permanente, al Estado y al Gobierno.
II. De, Para y Con La Libertad
El
termino libertad encierra numerosos equívocos que permite que
todos la usen para los fines mas variados. Así, la política
económica de estos gobiernos que padecemos apoya un mercado
"libre" de la interferencia estatal, cuando no hace mucho se
propiciaba un estado interventor que "librara" al pueblo de la
codicia de los empresarios. Hay "libertad" de expresión pero el
gobierno y los propietarios de los medios censuran los mensajes
para "liberarnos" de la difusión de ideas contrarias al orden
reinante.
De manera que es bueno hablar de la
libertad y exponer algunos de nuestros puntos de vista para
destacar porque no compartimos del todo la libertad de esta
"democracia" en que vivimos. Ante todo, es preferible no hablar
de la libertad como algo sustantivo, sino de la cualidad de ser
libre. Tampoco nos interesa preguntarnos si el hombre es libre en
genérico, porque preferimos preguntarnos si tu, yo, Pedro o
Alicia somos libres. El "hombre" en general tiene tantos matices,
diferencias y aun contradicciones, que se admiten las mas
variadas respuestas.
Vamos a acercarnos al problema
estableciendo algunas distinciones. Se puede ser libre de, libre
para y libre con. El primer caso, libre de, es lo que se llama
libertad negativa. Significa falta de coerción, de impedimento, de
oposición, que puede ser de variado tipo. Por ejemplo, no somos libres
de no comer por una coerción de tipo biológica. Pero en el
ámbito político, siempre cualquier régimen puede decir que sus
ciudadanos son libres "de" algo. Somos libres "de" comprar lo que
queramos, aunque el Estado es libre de fijar sueldos mínimos de
miseria; somos libres de cambiar de empleo, aunque haya
desocupación; somos libres de estudiar, aunque no haya cupo; etc.
Es bueno aclarar que la coerción no es siempre externa sino que
puede ser interna, promovida a través de la educación de deseos,
de prejuicios, de temores.
Sin embargo, si bien una
amplia libertad de - ausencia de coerción - es necesaria, ella no
es suficiente y debe complementarse con la llamada libertad positiva,
libertad "para", que es la que le da significación y
fundamento. Libertad para comprometernos, para fijar metas, para
completarlas, para pensar y decir lo que pensamos, para sentir y actuar.
Ser libre "de" elegir no es el fundamento de ser libre si cada
uno de nosotros no es el que también elige las alternativas.
¿Somos libre si elegimos un presidente entre dos candidatos que
nos proponen y que luego no podemos ni juzgarlo, ni sacarlo, ni
cambiarlo, ni protestar? Precisamente es esta "libertad para" la
que no tenemos y la que todo régimen estatal se cuida bien de que
no tengamos, aunque podamos disfrutar de mayor o menor libertad
negativa. Ya Aristóteles decía que el hombre es libre para
determinar su vida y sus acciones. El que no lo hace es un
esclavo a quien otros se la determinan.
El tercer aspecto
esta muy unido a la libertad positiva ya que para hacerla
efectiva debemos ser libres "con" otros humanos. Lo social es
inherente a nuestra especie, por lo que las potencialidades de
cada quien solo pueden concretarse viviendo en relación con sus
semejantes. La libertad no es un don, un regalo, sino algo que
hay que hacer, y para lograrla es menester ser con los demás y
todos juntos hacernos libres. Siendo egoístas podemos alcanzar la
libertad negativa. La libertad para hacer algo solo es posible
con otros, solidaria y fraternalmente unidos.
III. De La Libertad y La Determinación
El
tema de la libertad es, en la teoría y en la practica, central
en la preocupación de los anarquistas. Sin embargo no por ello es
algo agotado y, por el contrario, debe ser motivo de permanente
reflexión para ir conformando lo que entendemos y anhelamos como
libertad. No en vano se han registrado mas de 200 significados
para la palabra, y se parece al amor en que se enmascara de algo
distinto cada vez que nos acercamos a ella.
Tratando de
dar sentido a las afirmaciones de un compañero, he creído
encontrar una identificación entre libertad e indeterminación,
referida a la conducta esperada de otra persona. En otros
términos, reclamar a alguien el compromiso voluntariamente
contraído, exigir el cumplimiento de la palabra empeñada, o en
todo caso una explicación, seria un acto autoritario que coarta
la libertad de ese otro.
Estimo que entender la
libertad como conducta incoherente es quedarse muy corto. Mas aun, esta
interpretación se funda en entender al mundo como algo
predeterminado, como teniendo un destino fijado de antemano por
Dios, o por fuerzas místico-naturales incontrolables e
insondables. En ese mundo de futuro preestablecido, la misión del
anarquista (fracasada de partida) es oponerse ciegamente a toda
legislación, a toda norma, convención, regla, acuerdo o
expectativa. El anarquista se concibe a si mismo como un héroe
individual y trágico, libre porque se enfrenta a toda coherencia.
Pero
si bien la contingencia, el azar, es una condición necesaria
para ser libre, se queda pequeña porque no es suficiente. La
indeterminación abre espacios para la libertad, pero no los
llena. La incoherencia rompe las ataduras dela determinación,
pero con ello no basta si no sabemos para que queremos
desatarnos. Cierto que si concebimos al futuro como establecido e
inexorable (aunque no sepamos cual es), el para que no tiene
sentido y debemos dedicarnos a romper sin esperanzas con el
porvenir. En cambio si el futuro es pensado como algo que hay que
construir, que hay que crear entre todos, entonces la indeterminación
solo puede ser condición para determinarnos.
La
construcción del futuro requiere de una voluntad firme, pero ello
por si mismo no determina el curso de la acción, solamente nos
mantiene en el. La edificación de esa casa que habitaremos no es
posible si a la indeterminación del futuro le sumamos la
indeterminación de nuestra conducta, e interpretando que todo
reclamo a nuestras incoherencias es coacción o intento de
arrebatarnos libertad. Es imposible dar forma al incierto
porvenir fundados en la inconsistencia personal o en la falta de
autodeterminación de nosotros mismos, que no es otra cosa que asumir
razonadamente un comportamiento coherente y con intenciones
definidas. Ser libres es ser responsables de nosotros mismos.
IV. Libertad, Verdad y Postmodernidad
Mucho
se habla hoy de postmodernismo. Muchos lo hacen porque es la
moda. Pero creo que debemos acercarnos al tema con mucha seriedad
porque es mucho lo que esta en juego. Propongo hacerlo con una
de sus vertientes, la noción de verdad.
A lo largo de la
historia, el hombre ha pensado la verdad de diversas maneras. Para
los griegos la verdad estaba en las cosas y desde las cosas el
hombre podía acceder a ella. En el medioevo la verdad era la
palabra de un ser superior, Dios, revelada a los hombres,
interpretada por la Iglesia. En la modernidad la verdad viene
dada por el hombre y desde él se la establece. Pero en todos los
casos la verdad era única.
Con el criterio de
hombre-centro se edifica la modernidad. Una modernidad que parece estar
en crisis y para salir de la cual el hombre ha de edificarse una
nueva casa. Ese proyecto es la post modernidad. Como todo lo que
se construye simultáneamente a algo que se destruye, no esta
todavía muy claro que pertenece a la destrucción y que a la
construcción. Podemos sin embargo detectar algunos lineamientos
de esa nueva casa, que parece contener los elementos mas notables
del pensamiento anarquista.
Es hoy moneda
corriente que no hay una verdad, ni divina, ni humana (humana en tanto
que el hombre quiera ocupar el lugar de Dios). Todas las verdades
rigen con igual valor, y hay mas de una. La consecuencia es que
la consecuencia ha de modificarse radicalmente. Si no hay una
verdad, y no la hay ni en el reducto mas sagrado de la verdad que
es la ciencia, no puede haber leyes que pretendan representarla,
ni podrá haber autoridad ni poder que pretende defenderla (y
aprovecharla), ni podrá nadie apropiarse de ella y ser su paladín
y pontificar desde ella.
Será entonces mi verdad y
la de cada uno. Pero esto no nos convierte a cada uno en el
centro del universo, en un egoísmo extremo. Seré centro pero centrado
por los otros hombres, con los que naturalmente tengo que convivir
pero a quienes no les podré imponer mi verdad. La pregunta es
¿cómo relacionarse sin verdad única, sin ley, sin autoridad, sin
poder? Pensar en una sociedad tal es lo que llamamos pensar en
una sociedad autogestionaria. En ella lo fundamental no es la
forma en que se va a vivir sino la forma en que se va a convivir:
libres, iguales y solidarios. Aunque para muchos todo tiempo
pasado fue mejor, nuestra propuesta es que avancemos a esta nueva
organización social.